Bitcoin vuelve a consolidarse como un activo relevante dentro del debate financiero institucional. En un movimiento que marca un antes y un después para el sistema bancario latinoamericano, Itaú Asset Management, la división de inversiones de Itaú Unibanco, el mayor banco de Brasil y uno de los más grandes de América Latina, ha recomendado públicamente que los inversores asignen entre 1% y 3% de sus carteras a Bitcoin en 2026.
Esta recomendación no es menor. Proviene de una institución tradicional con décadas de trayectoria, conocida por su enfoque conservador y su fuerte presencia en mercados regulados. El respaldo explícito a Bitcoin refuerza la narrativa de que la criptomoneda líder ya no es vista únicamente como un activo especulativo, sino como una herramienta estratégica de diversificación dentro de portafolios modernos.
En este informe analizamos en profundidad qué significa esta recomendación, por qué Itaú considera a Bitcoin un activo clave para 2026, cómo influye su baja correlación con otros mercados y qué implicaciones tiene este posicionamiento para inversores institucionales y minoristas.

TE PUEDE INTERSAR: Entradas de dinero en productos cripto superan los $800 millones: Bitcoin y XRP lideran
Itaú Asset Management recomienda Bitcoin: un hito para América Latina
La guía publicada por Itaú Asset Management sugiere que los inversores destinen una pequeña pero significativa porción de sus carteras a Bitcoin, incluso en un contexto marcado por la volatilidad del mercado cripto. El rango recomendado, entre 1% y 3%, refleja una postura equilibrada: exposición suficiente para capturar beneficios potenciales, pero limitada para controlar riesgos.
Este tipo de orientación resulta especialmente relevante en América Latina, una región donde los grandes bancos han sido históricamente cautelosos con los activos digitales. Que Itaú, líder del sector financiero brasileño, emita una recomendación explícita sobre Bitcoin supone una validación institucional de alto nivel.
Bitcoin como activo estratégico en tiempos de incertidumbre
Según el análisis interno del banco, Bitcoin presenta características únicas frente a los instrumentos financieros tradicionales como acciones y bonos. Renato Eid, representante de Itaú Asset Management, destacó que la criptomoneda puede funcionar como un instrumento de cobertura frente a riesgos macroeconómicos, fluctuaciones cambiarias e incertidumbre geopolítica.
A diferencia de los activos tradicionales, Bitcoin opera sobre una red descentralizada, sin control directo de gobiernos o bancos centrales. Esta independencia estructural lo convierte en una alternativa atractiva para inversores que buscan exposición a un mercado no influenciado por las mismas fuerzas que afectan a las economías tradicionales.
En un escenario global cada vez más complejo, con tensiones geopolíticas, cambios en políticas monetarias y volatilidad en los mercados, Bitcoin emerge como una opción estratégica, no como reemplazo de otros activos, sino como complemento dentro de una cartera diversificada.
Volatilidad del precio de Bitcoin: riesgo conocido, oportunidad gestionable
El informe de Itaú no ignora la alta volatilidad de Bitcoin, uno de los principales argumentos utilizados históricamente en contra de su adopción institucional. Durante el último año, el precio de Bitcoin ha experimentado fuertes oscilaciones: comenzó el año cerca de los 95.000 dólares, alcanzó brevemente los 125.000 dólares y posteriormente retrocedió nuevamente hacia la zona de los 95.000 dólares, donde se ha mantenido recientemente.
Para los inversores brasileños, el impacto ha sido aún más complejo debido a la apreciación del real brasileño en torno al 15%, lo que amplificó las pérdidas para quienes mantenían exposición a Bitcoin desde la moneda local.
Sin embargo, Itaú enfatiza que esta volatilidad no invalida el valor estratégico de Bitcoin, siempre que la asignación sea controlada y proporcional. De ahí la recomendación clara de limitar la exposición a un máximo del 3% del portafolio.
TE PUEDE INTERSAR: Standard Chartered recorta su previsión de bitcoin a $100.000 en 2025, pero refuerza su visión alcista a largo plazo
La clave del informe: baja correlación de Bitcoin con otros activos
Uno de los puntos más relevantes del estudio de Itaú Asset Management es la baja correlación entre Bitcoin y otras clases de activos tradicionales. Según la investigación interna del banco, su fondo cotizado en bolsa (ETF) de Bitcoin muestra una correlación prácticamente nula con acciones, bonos y otros instrumentos financieros relevantes.
Desde una perspectiva de gestión de carteras, esta característica es fundamental. La diversificación se basa precisamente en combinar activos que no se mueven en la misma dirección ante los mismos eventos del mercado. En este sentido, Bitcoin cumple un rol estratégico al reducir el riesgo global del portafolio, siempre que se mantenga una asignación adecuada.
Este argumento posiciona a Bitcoin no solo como un activo de alto potencial, sino como una herramienta de optimización del riesgo, algo especialmente valorado por gestores institucionales.
Itaú refuerza su apuesta: creación de un departamento cripto
La recomendación de incluir Bitcoin en carteras para 2026 no es un hecho aislado. En septiembre, Itaú dio un paso adicional al crear un departamento exclusivo dedicado a activos digitales, reforzando su compromiso con el ecosistema cripto.
Esta nueva unidad está liderada por João Marco Braga da Cunha, exejecutivo de Hashdex, una de las gestoras de criptoactivos más reconocidas de la región. El equipo no se limita al ETF de Bitcoin, sino que trabajará en el desarrollo de nuevos productos financieros, incluyendo instrumentos de renta fija, derivados y servicios de staking.
Este movimiento estratégico confirma que Itaú no ve a Bitcoin como una moda pasajera, sino como parte de una transformación estructural del sistema financiero.
Bitcoin deja de ser especulación y entra en la planificación institucional
El posicionamiento de Itaú refleja una tendencia más amplia a nivel global: los inversores institucionales están integrando gradualmente a Bitcoin como un componente legítimo de sus carteras. A diferencia de ciclos anteriores, donde el interés estaba dominado por la especulación, ahora se observa un enfoque más analítico, basado en métricas de riesgo, correlación y diversificación.
La recomendación explícita de porcentajes concretos (1% a 3%) proporciona a los inversores una guía práctica, algo poco habitual en informes de grandes bancos respecto a criptomonedas. Esto reduce la incertidumbre y facilita la toma de decisiones informadas.
Implicaciones para el mercado cripto y para Bitcoin a largo plazo
Que el mayor banco de Brasil recomiende Bitcoin para carteras de 2026 tiene implicaciones profundas:
- Refuerza la legitimidad institucional de Bitcoin en mercados emergentes.
- Aumenta la probabilidad de mayor adopción por parte de fondos y gestores tradicionales.
- Consolida la narrativa de Bitcoin como activo de diversificación, no solo como reserva de valor.
- Establece un precedente para que otros bancos latinoamericanos emitan recomendaciones similares.
Además, este tipo de respaldo institucional suele tener efectos indirectos en la percepción del riesgo, la liquidez y la estabilidad del mercado a largo plazo.
TE PUEDE INTERSAR: Bitcoin: K33 afirma que el miedo está exagerado y el potencial alcista crece
Bitcoin y el futuro de las carteras de inversión en 2026
La recomendación de Itaú Asset Management marca un punto de inflexión en la relación entre la banca tradicional y Bitcoin. Al sugerir una asignación concreta y controlada, el banco reconoce tanto las oportunidades como los riesgos asociados a la criptomoneda.
De cara a 2026, Bitcoin se perfila como un activo que, sin reemplazar a las inversiones tradicionales, complementa las carteras modernas en un mundo cada vez más incierto y digitalizado. La clave, como subraya Itaú, está en la proporción, la diversificación y una visión estratégica de largo plazo.
En definitiva, cuando el mayor banco de Brasil recomienda incluir Bitcoin en los portafolios, el mensaje es claro: la criptomoneda ya no es un experimento marginal, sino un componente serio dentro del sistema financiero global.
















































