Con más de 108 millones de monedas en circulación, y su cotización por encima de los 180 USD.
Ethereum es junto a Bitcoin la criptomoneda más popular en los criptomonederos de los muchos inversores. Si bien su número no es finito, y ya quintuplica el número máximo de Bitcoins que jamás va a existir, de momento consigue contener el fantasma de la inflación gracias a su utilización como valor refugio además de su papel como activo para especular.
Atractivo tanto para inversores conservadores como para inversores intrépidos
Las opciones para invertir en Ethereum son muy parecidas a las que disponemos para invertir en acciones o en forex, aunque su alta volatilidad lo acerca más a activos de alto riesgo, la fluctuación de sus cotizaciones poco tienen que ver con la cotización del dólar, la libra esterlina o el euro.
Sin embargo, ante los primeros síntomas de una nueva recesión mundial, que algunos ya comienzan a detectar, como pueden ser el PIB negativo de Alemania durante el segundo trimestre del 2019, (sufrió un retroceso del 0,1%) o el crecimiento de tan solo la mitad de lo esperado en la Unión Europea durante el mismo periodo, a los valores refugio más tradicionales como el oro, se unen ahora las criptomonedas como puerto seguro en el cual salvaguardar nuestro dinero hasta que sea el momento de volver a invertirlo en cuanto pase la tormenta.
Crece la masa monetaria de Ethereum, la criptomoneda sin halving
Ante la tentación de “imprimir” criptomoneda sin parar, Ethereum limitó inicialmente el crecimiento de su masa monetaria a 18 millones de criptomonedas cada año, su oferta inicial fue de 60 millones para preventa, a los que hay que sumar 12 millones más para el fondo de desarrollo, con lo que crecería anualmente un 25% con respecto a su oferta inicial de 72 millones de monedas.
Eso sí, al contrario que la todopoderosa Bitcoin o la interesante Litecoin, Ethereum ha renunciado al halving, apostando por la inflación frente a la deflación, y dejando en manos de los programadores la dificultad del minado de nuevas criptomonedas.
El halving, del cual en Bitcoin ya se han producido dos, consiste en la reducción de recompensa por el minado de criptomonedas a la mitad, es decir, si en un inicio cada bloque minado repartía entre los mineros 50 bitcoins, tras minar el bloque 210 000 la recompensa se redujo a 25 bitcoins, y tras otros 210 000 a 12,5. El próximo halving de Bitcoin se espera para el año 2020, y la recompensa por bloque minado bajará a 6,25 bitcoins, lo cual se une a la necesidad de cada vez mayor energía y potencia de computación para minar bloques.
Esto tiene el peligro de espantar mineros, ya que, si la recompensa se reduce a la mitad, pero el precio de la criptomoneda se mantiene estable, la rentabilidad a obtener por el gasto invertido para minar el bloque puede que deje de ser suficiente, y esta puede ser una de las razones de peso por las cuales Ethereum decidió no adoptar el halving en sus inicios.
A pesar de ello la tasa de emisión de Ethereum ha bajado desde su nacimiento (su oferta en circulación a finales de octubre del presente año es de poco más de 108 350 millones de criptomonedas, más baja de lo que su tasa de emisión inicial podía hacer suponer). Toda disminución en la oferta invariablemente comporta un aumento del precio del bien en cuestión, y es por ello que entre inversores y expertos se compara ya a Ethereum con Bitcoin o el oro en cuanto a su importancia como valor refugio. La oferta crece, pero crece despacio y a esto se suma que es la segunda criptomoneda con mayor capitalización y una de la más valiosas de forma individual.
Teniendo en cuenta los altibajos que a los que el mercado de las criptomonedas nos tiene acostumbrados, las perspectivas para Ethereum parecen buenas, al menos tan buenas como lo son para el resto de las grandes del mundillo. Veremos si después de la siguiente recesión, Ethereum y sus hermanas se consolidan como activo financiero, o se quedan en un intento interesante de crear dinero descentralizado al margen de los grandes bancos centrales del mundo.