En un contexto de creciente interés institucional por Bitcoin, la gigante tecnológica Meta, liderada por Mark Zuckerberg, ha decidido mantenerse al margen. Durante su reciente asamblea anual de accionistas, se votó abrumadoramente en contra de una propuesta que buscaba iniciar la evaluación para incorporar Bitcoin en la tesorería de la empresa. Este hecho posiciona a Meta junto a otras grandes firmas como Microsoft, que también han rechazado presiones similares.
La decisión no solo marca un precedente importante en la postura corporativa frente a las criptomonedas, sino que también pone en evidencia las tensiones entre la visión conservadora de las juntas directivas y el creciente entusiasmo de ciertos grupos de inversionistas por incluir BTC como activo estratégico.
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Casi 5.000 millones de votos en contra de Bitcoin
La propuesta fue impulsada por el inversionista Ethan Peck, actuando en nombre del National Center for Public Policy Research (NCPPR). El objetivo era claro: que Meta evaluara si convertir parte de sus $72.000 millones en efectivo, equivalentes y valores negociables a Bitcoin, podría ser una mejor estrategia para preservar el valor a largo plazo frente a amenazas como la inflación y los bajos rendimientos actuales de los instrumentos tradicionales.
Sin embargo, los resultados fueron contundentes. Casi 5.000 millones de votos se emitieron en contra de la propuesta. Además, se registraron 8,9 millones de abstenciones y aproximadamente 205 millones de acciones no fueron votadas por intermediarios.
¿Por qué Bitcoin y por qué ahora?
Los defensores de la medida argumentaban que Bitcoin, con su oferta fija de 21 millones de unidades y un historial de apreciación frente a activos tradicionales como los bonos del Tesoro, representa una reserva de valor superior a largo plazo. La propuesta también destacaba ejemplos recientes de adopción institucional, como:
- Las fuertes compras de BTC por parte de Strategy.
- El respaldo de BlackRock a una asignación del 2 % en BTC en portafolios.
- La especulación sobre posibles reservas estatales y federales de Bitcoin en EE.UU. para 2025.
Además, se hizo alusión a señales informales dentro de la propia Meta que podrían sugerir un interés por el ecosistema cripto. Uno de los ejemplos más curiosos: Mark Zuckerberg nombró a dos de sus cabras “Bitcoin” y “Max”. También se señaló la presencia de Marc Andreessen, miembro de la junta directiva de Meta, quien forma parte del consejo de administración de Coinbase, uno de los exchanges más importantes del mundo.
Meta cierra filas: “La propuesta es innecesaria”
A pesar del entusiasmo de ciertos accionistas, la junta directiva de Meta fue clara en su postura: no hay necesidad de evaluar la incorporación de Bitcoin en la tesorería corporativa.
“Si bien no emitimos una opinión sobre los méritos de invertir en criptomonedas frente a otros activos, creemos que la evaluación solicitada es innecesaria dado nuestro proceso existente para gestionar la tesorería corporativa”, señaló Meta en su comunicado oficial.
La empresa defendió su enfoque tradicional, afirmando que ya posee un sistema robusto de gestión de tesorería que prioriza la preservación de capital y liquidez, ajustado a las necesidades operativas de la compañía.
Microsoft, Amazon y ahora Meta: Bitcoin fuera del balance
Esta no es la primera vez que el NCPPR intenta convencer a una gran corporación tecnológica de adoptar Bitcoin como activo de reserva. En diciembre de 2024, Microsoft también rechazó una propuesta similar. En esa ocasión, se argumentaba que incluir BTC en el balance ayudaría a diversificar las ganancias y mitigar posibles riesgos financieros a futuro.
Amazon, otra gigante bajo presión del NCPPR, tampoco ha adoptado Bitcoin hasta ahora. Esta serie de rechazos evidencia la resistencia institucional de las grandes tecnológicas frente a la incorporación del activo digital en sus estrategias financieras, a pesar de la tendencia creciente entre empresas más pequeñas y startups.
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Tendencia emergente: las empresas públicas y Bitcoin
Mientras Meta, Microsoft y Amazon se muestran reticentes, un número cada vez mayor de empresas que cotizan en bolsa está incorporando Bitcoin en sus estrategias de tesorería.
Casos como MicroStrategy, que ha acumulado más de 214,000 BTC, o Tesla, que aún conserva una parte significativa de los BTC adquiridos en 2021, son prueba de una estrategia alternativa que busca convertir a Bitcoin en un activo refugio a largo plazo frente a la devaluación del dinero fiduciario.
También han surgido nuevos modelos de negocios cripto-corporativos, donde compañías se forman con el propósito específico de acumular BTC o de desarrollar infraestructura financiera y tecnológica en torno a él.
¿Una decisión estratégica o una oportunidad perdida?
Desde una óptica conservadora, la decisión de Meta se puede entender como un intento por minimizar la exposición a un activo considerado volátil y todavía poco regulado. Sin embargo, desde una visión más audaz e innovadora, la empresa podría estar perdiendo una oportunidad estratégica de posicionarse como líder tecnológico también en el espacio cripto.
Expertos del sector señalan que si bien Bitcoin tiene riesgos asociados —volatilidad, incertidumbre regulatoria y especulación—, su capacidad para actuar como “oro digital” lo hace atractivo para los balances corporativos que buscan blindarse ante crisis macroeconómicas.
Meta y el nuevo enfoque: stablecoins, no Bitcoin
Aunque Meta ha dejado claro que no se plantea adoptar Bitcoin a corto plazo, no ha abandonado por completo el interés en el mundo cripto. De hecho, según información publicada por Forbes, la empresa ha retomado el interés en el desarrollo de soluciones basadas en stablecoins.
Estas monedas digitales, cuyo valor está vinculado a activos estables como el dólar, son vistas como un puente entre el sistema financiero tradicional y el universo blockchain. Meta estaría explorando nuevas integraciones de stablecoins para facilitar pagos globales dentro de sus plataformas.
Este enfoque representa una evolución tras el fallido intento de lanzar su propia stablecoin —el proyecto Diem—, que se enfrentó a múltiples obstáculos regulatorios y finalmente fue desechado. No obstante, el retorno a este sector indica que Meta sigue viendo potencial en las finanzas descentralizadas (DeFi), aunque con una estrategia más prudente.
¿Qué significa esto para el futuro de Bitcoin?
La negativa de Meta no supone necesariamente una derrota para Bitcoin. De hecho, podría marcar el inicio de un nuevo capítulo en la relación entre las grandes corporaciones y el activo digital más importante del mercado.
A medida que se desarrollan nuevas regulaciones claras, y a medida que el ecosistema Bitcoin continúa consolidándose —con productos financieros como los ETFs de Bitcoin al contado—, es probable que la presión aumente nuevamente en el futuro.
Además, los inversionistas institucionales continúan aumentando su exposición a BTC, lo que podría eventualmente obligar a compañías como Meta a reevaluar su postura.
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Conclusión: Bitcoin queda fuera del balance de Meta, pero no del debate
La votación de los accionistas de Meta marca un momento clave en la evolución del Bitcoin corporativo. Si bien por ahora queda fuera del balance de una de las empresas más influyentes del mundo, la discusión está lejos de terminar.
Los accionistas que buscan innovación financiera seguirán presionando. Las empresas que busquen resiliencia a largo plazo frente a la inflación y los vaivenes macroeconómicos seguirán mirando hacia BTC. Y Bitcoin, por su parte, seguirá ganando terreno, dentro y fuera de Wall Street.