El debate sobre si el mercado atraviesa un nuevo “criptoinvierno” volvió a tomar fuerza tras la más reciente revisión de previsiones de Standard Chartered, uno de los bancos globales más influyentes en el análisis de bitcoin. Sin embargo, lejos de hablar de un escenario estructuralmente bajista, la entidad lo resume con una frase clara: “no es un criptoinvierno, solo una brisa fría”.
En su informe del 9 de diciembre, el banco ajustó de forma drástica sus objetivos de precio a medio plazo, recortando su previsión de bitcoin para finales de 2025 desde los $200.000 hasta los $100.000. Al mismo tiempo, desplazó su ambicioso objetivo de $500.000 hasta el año 2030. Aun así, el mensaje central se mantiene: el caso alcista de largo plazo para bitcoin sigue intacto, aunque el camino será más lento de lo esperado.
Este artículo analiza en profundidad qué motivó el recorte de previsiones, cómo cambia el rol de los ETFs en la dinámica del mercado, por qué la compra corporativa perdió protagonismo y qué fundamentos sostienen la tesis alcista de bitcoin a largo plazo.

TE PUEDE INTERESAR: Binance anunció la eliminación de estas 3 criptomonedas y 19 pares de trading
Standard Chartered recalibra su visión sobre el precio de bitcoin
La corrección de expectativas no surge de un colapso inesperado, sino de una reevaluación basada en el desempeño reciente del precio de bitcoin. Según Geoffrey Kendrick, jefe global de investigación de activos digitales de Standard Chartered, la caída aproximada del 36% desde el máximo histórico de octubre hasta los mínimos de finales de noviembre —en torno a los $80.500— obligó al banco a reconocer que sus previsiones de corto plazo eran demasiado optimistas.
Kendrick fue directo al afirmar que “nuestros objetivos cercanos estaban equivocados”. No obstante, también aclaró que el retroceso del precio entra dentro de parámetros normales si se compara con correcciones previas desde la aprobación de los ETFs spot de bitcoin en Estados Unidos.
La diferencia clave no está en la magnitud del ajuste, sino en el calendario. Donde antes se esperaba que bitcoin alcanzara los $200.000 en 2025 y los $500.000 en 2028, ahora el banco plantea una senda más gradual:
- $100.000 en 2025
- $150.000 en 2026
- $225.000 en 2027
- $300.000 en 2028
- $400.000 en 2029
- $500.000 en 2030
Este nuevo escenario implica una desaceleración clara del ritmo de subida, pero no una invalidación del potencial estructural del activo.
El factor clave: la retirada de la demanda corporativa de bitcoin
Uno de los pilares que sostenían las previsiones anteriores era la fuerte demanda por parte de empresas que adoptaron bitcoin como activo de tesorería. Firmas cotizadas como Strategy (antes MicroStrategy) y algunas compañías mineras impulsaron compras agresivas que añadieron presión alcista al mercado.
Sin embargo, Standard Chartered considera que esa fase está llegando a su fin. El banco argumenta que la compra de bitcoin por parte de las llamadas digital asset treasuries “ya ha cumplido su ciclo”. La razón principal es financiera: los multiplicadores de valoración entre capitalización bursátil y valor en bitcoin (mNAV) ya no justifican una expansión agresiva de balances.
Con los mNAV agregados en descenso y el propio mNAV de Strategy cayendo por debajo de 1,0 por primera vez desde 2023, la expectativa ahora es un periodo de consolidación, especialmente entre actores más pequeños, en lugar de una nueva ola de acumulación corporativa.
Eso sí, el informe descarta ventas masivas por parte de los grandes tenedores. Strategy, por ejemplo, mantiene un precio medio de compra cercano a los $74.000, lo que todavía lo deja con amplios beneficios no realizados en niveles actuales de bitcoin.
Los ETFs de bitcoin toman el control como principal motor de precio
Con la retirada de la demanda corporativa, los ETFs spot se consolidan como el motor estructural dominante del mercado. Standard Chartered ajusta su marco de análisis asumiendo “cero compras adicionales” por parte de tesorerías corporativas y flujos trimestrales constantes de aproximadamente 200.000 BTC vía ETFs.
Históricamente, ese volumen de entradas coincidió con la formación de nuevos máximos. La diferencia es que hoy esos flujos representan prácticamente la única fuente de demanda estructural relevante.
El informe destaca que los grandes impulsos alcistas desde 2024 se alinearon con episodios de compras combinadas —ETFs más empresas— de entre 250.000 y 450.000 BTC por trimestre. En contraste, el máximo histórico de octubre de 2025 se alcanzó cuando las compras trimestrales ya habían caído hasta unos 160.000 BTC, y actualmente rondan apenas los 50.000 BTC, el nivel más bajo desde el lanzamiento de los ETFs spot.
Esta desaceleración explica gran parte de la corrección reciente del precio de bitcoin.
TE PUEDE INTERESAR: Charles Hoskinson revela el plan maestro para Cardano en 2026
¿Fin del ciclo del halving? Standard Chartered dice que sí
Otra conclusión clave del informe es que el clásico ciclo del halving ha perdido relevancia como determinante principal del precio. Aunque el último máximo se produjo unos 18 meses después del halving de abril de 2024 —en línea con ciclos anteriores—, Kendrick sostiene que el verdadero motor ya no es la reducción de la emisión, sino el comportamiento de los inversores institucionales a través de ETFs.
Según el banco, la llegada de compradores de largo plazo vía productos cotizados ha transformado la dinámica del mercado. En este nuevo contexto, el ritmo de asignación de capital institucional pesa más que la narrativa tradicional del halving.
Por ello, Standard Chartered rechaza la idea de que la reciente corrección marque el inicio de un nuevo criptoinvierno. Para Kendrick, se trata más bien de una “tormenta antes de la calma”, producto de flujos más lentos, no de un deterioro estructural del activo.
La tesis alcista de largo plazo para bitcoin sigue viva
A pesar del recorte de previsiones, el banco mantiene una visión firmemente alcista para bitcoin a largo plazo, basada en modelos de asignación de carteras frente al oro. En su análisis, Standard Chartered compara las capitalizaciones actuales con una cartera teórica compuesta por bitcoin y oro.
Con base en la volatilidad histórica, el banco estima que una asignación “óptima” sería del 12% en bitcoin y 88% en oro, frente al reparto actual aproximado de 5% y 95%, respectivamente. Bajo supuestos de volatilidad implícita a tres meses, esa proporción subiría incluso al 20%.
En un escenario más extremo, utilizando las volatilidades actuales de ambos activos, el modelo llega a sugerir una asignación del 36% a bitcoin, lo que implicaría un potencial de apreciación de hasta siete veces desde los niveles actuales si esa convergencia se materializa con el tiempo.
Bitcoin como cobertura y activo estructural
Standard Chartered también refuerza su argumento de que los “criptoinviernos” podrían ser cosa del pasado. En su visión, bitcoin cumple un rol creciente como cobertura frente a tensiones bancarias y riesgos en la deuda soberana de Estados Unidos.
Entre los factores citados se incluyen presiones políticas sobre la Reserva Federal, la posibilidad de una política monetaria demasiado laxa en el futuro y una mayor desconfianza estructural hacia los bonos del Tesoro. En ese entorno, bitcoin gana atractivo como activo alternativo dentro de carteras institucionales.
Aunque Kendrick admite que el ritmo de adopción será más lento de lo que anticipaba, considera que la mejora continua en el acceso vía ETFs y la inclusión formal de activos digitales en mandatos de inversión terminarán empujando la asignación hacia esos niveles teóricos.
TE PUEDE INTERESAR: Cómo ganar dinero con trading: Guía completa profesional para principiantes y expertos (2025)
Menos euforia, pero el mismo destino para bitcoin
El ajuste de Standard Chartered no invalida el caso alcista de bitcoin, sino que lo hace más realista en términos de tiempo. El banco reconoce que subestimó la desaceleración de la demanda tras el auge inicial de los ETFs y la retirada de las compras corporativas, pero mantiene firme su objetivo final.
En palabras de Kendrick, el problema fue el calendario, no el destino. Bajo esta lógica, bitcoin no enfrenta un nuevo invierno cripto, sino una fase de enfriamiento temporal que redefine las expectativas sin cambiar la tendencia estructural.
Con el precio de bitcoin moviéndose alrededor de los $92.000 en la antesala de la reunión de la Reserva Federal, el mensaje de Standard Chartered es claro: el camino hacia nuevos máximos continúa, aunque ahora con menos prisa y más dependencia del capital institucional a largo plazo.

















































