El año es 2025. Bitcoin finalmente rompe la barrera de los 100.000 dólares y encara la segunda mitad de la década con regulaciones clave para la adopción masiva de criptomonedas, y a pesar de esto el sentimiento del mercado no parece ser el más optimista. Al contrario, las criptomonedas retroceden sobre la marca y se ajustan a un fenómeno que contrae todos los mercados a nivel global: las amenazas de una guerra comercial.
Tras la reelección de Donald Trump en 2024, su política de aranceles contra socios comerciales clave como China, México y Canadá ha generado incertidumbre en los mercados globales, y si bien el mercado cripto parece ser el menos afectado, en regiones donde las criptomonedas juegan un papel clave existe poca seguridad sobre cómo afectarán estas medidas a la inversión y financiación de proyectos cripto fuera de EEUU.
En América Latina, región que ocupa el segundo lugar mundial en adopción de criptoactivos, este escenario plantea desafíos y oportunidades. ¿Cómo la guerra comercial y las medidas económicas de Trump podrían influir en la industria cripto y fintech latinoamericana?
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Volatilidad y liquidez: el impacto inmediato
Para empezar, debemos analizar datos recientes, tendencias regulatorias y el contexto macroeconómico. Los anuncios de aranceles de Trump en febrero de 2025 desencadenaron una venta masiva en el mercado cripto. Esto es un hecho.
Bitcoin cayó un 7.5% en horas, rompiendo la barrera psicológica de los $100.000, mientras que Ethereum se desplomó un 26.5%, su peor caída diaria desde 2021. Monedas como Dogecoin y XRP perdieron entre 20% y 24% de su valor. Esta volatilidad refleja la percepción de las criptomonedas como activos de riesgo, sensibles a tensiones geopolíticas.
Análisis recientes apuntan a que las liquidaciones en el mercado de criptomonedas y otros mercados de riesgo, como el mercado de divisas y mercados accionarios, dio lugar a una fuga de capital hacia activos de refugio tradicionales como bonos del Tesoro estadounidense.
Para América Latina, donde el 32% de la población usa criptomonedas, esta volatilidad podría desincentivar inversiones minoristas a corto plazo.
Entre la inflación y la elevación de costos
A pesar del impacto inmediato, históricamente la región ha mostrado resiliencia: en 2024, Brasil, Argentina y México figuraron entre los 15 países con mayor adopción global. Esta adopción podría verse potenciada en 2025: con la decisión de imponer nuevos aranceles, se elevarán los costos de importación, presionando la inflación.
Personalidades en la industria fintech latinoamericana, como Rodrigo Durán Guzman, director de comunicaciones del exchange chileno CryptoMKT, han analizado este supuesto, alegando que la inflación podría acelerar la dolarización mediante stablecoins en países con monedas débiles, como Argentina y Venezuela, ya que los métodos tradicionales podrían enfrentar presiones inflacionarias y una disminución en la liquidez global.
Por otro lado, esto también puede impulsar el envío de remesas en criptomonedas. CryptoMKT recientemente reveló cómo las remesas constituyen una parte importante del futuro de la industria cripto en Latinoamérica. De acuerdo a la CEO de este exchange, Maria Fernanda Juppet, “mirando a 2025, más allá de la volatilidad, la industria está en constante evolución, con nuevas aplicaciones en pagos, remesas y finanzas descentralizadas”.
Tan solo en Venezuela, el 42% de las remesas se reciben vía criptomonedas. A pesar de esto, muchos de los actores que posibilitan el envío y recepción de estas remesas son exchanges locales, que necesitan importar tecnología esencial de EEUU para funcionar, y que con la imposición de aranceles podrían elevar sus costos de operación. América Latina alberga 170 de estas empresas cripto, el doble que en 2016.
Sin lugar a dudas, nos encontramos entre dos fuerzas opuestas: la presión inflacionaria que nos impulsa a refugiarnos en las criptomonedas, y la elevación de los costes de operación para quiénes ofrecen servicios con criptodivisas en la región.
Este marco sugiere que, aunque la guerra comercial genere presiones inflacionarias, también podría fortalecer el rol de las criptomonedas en las economías frágiles de la región.
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Reconfiguración comercial y oportunidades para el futuro
Trump ha señalado que los aranceles son permanentes, lo que obligaría a reestructurar cadenas globales de suministro. Aquí surgen dos escenarios clave para Latinoamérica.
El primer escenario es catastrófico: devaluaciones competitivas de monedas locales, restricciones a divisas para importadores, como ya ocurre en Argentina, y posibles medidas regulatorias contra criptoempresas para controlar flujos de capital.
Por otro lado, el segundo escenario plantea oportunidades para el comercio intraregional, ya que las criptomonedas podrían facilitar pagos transfronterizos, evitando el dólar; el financiamiento de startups y el minado de Bitcoin, ya que países como Paraguay, El Salvador y Argentina, con excedentes energéticos, podrían atraer inversiones desplazadas de China.
Sin dudas, el futuro incluye un poco de esto y un poco de aquello, pero resulta difícil imaginar un panorama totalmente catastrófico para la industria cripto en la región.
El rol de la regulación y la inclusión financiera
Un estudio del BID destaca que el 73% de los reguladores latinoamericanos promueven marcos legales para criptoactivos, enfocados en inclusión financiera. Brasil, por ejemplo, aprobó en 2024 una ley que equipara las criptobolsas a entidades financieras, y El Salvador siguió acumulando Bitcoin pese a las críticas del FMI.
No obstante, la guerra comercial podría tensionar esta visión progresista. Si EEUU implementa controles a empresas cripto (como sugería Trump en 2024), cooperativas regionales como la Alianza del Pacífico deberían fortalecer estándares propios para evitar dependencia tecnológica.
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Conclusión
La política de aranceles de Trump actúa como catalizador de tendencias preexistentes en América Latina. A corto plazo, genera volatilidad y testea la madurez del mercado cripto regional. A mediano plazo, podría profundizar la adopción de stablecoins y elevar los costos de operación para las startups locales. A largo plazo, el escenario dependerá de cómo los gobiernos latinoamericanos equilibren la innovación fintech con la estabilidad macroeconómica.
La región tiene ventajas únicas: alta adopción, marco regulatorio avanzado en países clave y necesidades no cubiertas por la banca tradicional. Si logra convertir la crisis comercial en una oportunidad para integrar sistemas blockchain en su infraestructura financiera, podría emerger como laboratorio global para la economía cripto.