Las pequeñas y medianas empresas en Europa están reconfigurando su infraestructura financiera. Ante la expansión de pagos instantáneos SEPA y el marco regulatorio MiCA, herramientas como la cartera de cripto —combinando monedas digitales y fiduciarias— están ganando tracción como alternativa rápida y eficiente a la banca tradicional.
La banca no puede seguir el ritmo
El sistema bancario europeo continúa enfrentando barreras de entrada, largos procesos de onboarding y limitaciones en la gestión multimoneda. Mientras tanto, según el informe del Banco Central Europeo, los pagos SEPA Instant representaron el 29 % de todas las transferencias en 2024, frente al 17 % el año anterior. Sin embargo, muchas entidades aún no ofrecen esta opción a sus clientes corporativos, lo que obliga a buscar soluciones externas.
A esto se suma la dificultad de abrir cuentas para startups o negocios digitales. Datos de la Autoridad Bancaria Europea (EBA) muestran un aumento del 18 % en rechazos a empresas que operan con ingresos parciales en criptoactivos. Frente a estos obstáculos, las plataformas de wallets híbridos ofrecen verificación en menos de 48 horas y acceso inmediato a cuentas IBAN.
Qué exigen las empresas europeas en 2025
Las prioridades han cambiado. Hoy, los negocios buscan velocidad operativa, transparencia y control en tiempo real. La posibilidad de emitir facturas en euros, recibir pagos en USDC o USDT y realizar nóminas en libras desde una misma plataforma se ha convertido en un estándar competitivo.
Además, la interoperabilidad es clave. La integración de SEPA, SWIFT y redes blockchain en un solo sistema permite una conciliación más ágil y reduce errores manuales. La necesidad de cumplimiento normativo también ha aumentado: el Paquete AML de la UE obliga a un control preciso de origen de fondos, lo que ha convertido los reportes automatizados y los registros Travel Rule en requisitos mínimos.
Quién ya ha dado el salto
Numerosos sectores han comenzado su migración. Marketplaces internacionales gestionan pagos en 12 divisas con liquidaciones diarias. Plataformas SaaS convierten automáticamente ingresos en stablecoins a euros para cumplir obligaciones fiscales. Freelancers y consultores independientes reciben sus honorarios en criptomonedas y acceden al mismo tiempo a IBAN europeos para pagos locales.
Según Chainalysis, los pagos B2B con stablecoins en Europa Occidental crecieron un 46 % entre 2023 y 2024. El informe “Digital Banking & Payments 2024” de Deloitte indica que más del 60 % de los CFO europeos priorizan el uso de una única pasarela para pagos y gestión de tesorería.
Cómo seleccionar un proveedor fiable
A la hora de elegir una solución, las empresas deben evaluar cinco factores críticos: licencias claras en jurisdicciones reconocidas (como España o Reino Unido), compatibilidad con SEPA Instant y redes blockchain, transparencia en tipos de cambio y comisiones, herramientas de auditoría para revisión fiscal, y un SLA técnico que garantice soporte ágil y disponibilidad continua.
Estas condiciones aseguran no solo operatividad, sino también tranquilidad ante inspecciones regulatorias y auditorías internas.
El impacto de esta transición
En España, las ventas online crecieron un 19 % en 2024, según la CNMC. En paralelo, el uso de wallets digitales por parte de usuarios mayores de 45 años pasó del 11 % al 17 % en la UE. Estos cambios demográficos y tecnológicos reflejan un entorno donde la eficiencia en pagos se traduce directamente en ventaja competitiva.
La Comisión Europea estima que, tras la implementación plena de SEPA Instant, más del 70 % de los pagos entre empresas se liquidarán en menos de diez segundos. En este escenario, quedarse anclado a estructuras tradicionales no es opción.
Una decisión estratégica, no solo tecnológica
En tiempos de volatilidad macroeconómica, adoptar un wallet híbrido no es solo una modernización operativa: es una forma de blindar la liquidez, acelerar el ciclo de ingresos y garantizar cumplimiento regulatorio sin fricciones.
La transformación ya está en marcha. Y quienes tomen la delantera en 2025 marcarán la diferencia en competitividad y resiliencia frente a los nuevos desafíos del comercio internacional.