Evan Papageorgiou, subdirector de departamento del FMI, le dijo a CNBC que el ecosistema criptográfico ha crecido significativamente y, si bien el proceso de crecimiento muestra una estabilidad notable, también se han realizado pruebas de resistencia duras. Específicamente, el FMI cita tres razones para sus preocupaciones sobre las criptomonedas:
Falta de experiencia
Unas cuantas empresas que se ocupan de activos digitales carecen de experiencia operativa, experiencia en gobernanza y experiencia en gestión de riesgos. Un ejemplo: las cajas de ahorros alemanas. Están asumiendo una gran responsabilidad con su nueva oferta de criptomonedas: en gran parte de la población, las cajas de ahorros apuestan por la seguridad. Lo que ofrecen no debería poner a los particulares en apuros económicos; al menos, esa es la suposición. Pero esta es precisamente la razón por la que los inversores sin experiencia podrían tener una falsa sensación de seguridad si ven la nueva oferta como una especie de sello de aprobación de la caja de ahorros para la clase de activos. Sin embargo, como antes, las inversiones en criptomonedas son altamente especulativas y los protectores de los inversores, una y otra vez, advierten sobre fuertes fluctuaciones de precios y el riesgo de grandes pérdidas.
Pobre protección al consumidor
La divulgación y la supervisión son insuficientes. La publicidad de criptomonedas debe controlarse y es necesario educar a las personas sobre los riesgos asociados con la inversión en un activo tan volátil. Los precios pueden fluctuar durante un corto período de tiempo.
Un problema adicional es que los jóvenes están muy interesados en este mercado y, a menudo, hacen su primera inversión a través del crédito.
Los datos publicados por la Autoridad de Conducta Financiera del Reino Unido (FCA 9 muestran que aproximadamente 2,3 millones de personas en el Reino Unido poseen criptomonedas. El 14% de ellas usa crédito para comprarlas y el 12% cree que la FCA las protegerá de cualquier riesgo de inversión.
Una encuesta de 1.000 adultos del Reino Unido de entre 18 y 29 años en julio encontró que el 27% de ellos usaba tarjetas de crédito para invertir en criptomonedas, el 17% usaba sus préstamos estudiantiles y el 12% usaba otros tipos de préstamos. Dichos inversores asumen riesgos extremos porque los préstamos que obtienen son en moneda fiduciaria, no en criptomonedas.
Charles Randell, presidente de la FCA, señaló un riesgo particular en un discurso de septiembre de 2021, la seducción de los “influencers”.
Los estafadores pagan regularmente a los influencers de las redes sociales para que los ayuden a bombear y deshacerse de nuevos tokens basados en pura especulación. Algunos influencers promueven monedas que ni siquiera existen.
Kim Kardashian, una celebridad con más de 200 millones de seguidores en Instagram, promocionó su cuenta para una criptomoneda llamada “Ethereummax” a principios de este año. Los críticos señalaron que se conocían pocos detalles al respecto. “Este no es un consejo financiero, pero estoy compartiendo lo que mis amigos me han dicho sobre el token Ethereum Max”, decía la publicación de Kardashian. Ella había agregado varios hashtags, incluyendo tontamente el hashtag “#ad”, revelando que le pagaron por la publicación.
“Las criptomonedas a menudo se promocionan junto a publicaciones como esta que muestran un estilo de vida glamoroso, y creo que la asociación es muy peligrosa y dañina para los jóvenes”, dijo a CNBC Myron Jobson, activista de finanzas personales de Interactive Investor.
Blanqueo de capitales y financiación del terrorismo
Los criptoactivos podrían facilitar el ciberdelito, en particular el fraude, el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo.
Según el FMI, los reguladores nacionales deberían trabajar para establecer reglas uniformes en todo el mundo para mejorar la supervisión transfronteriza y, debido a que es un área tan nueva, impulsar la estandarización de datos:
El tiempo es esencial, y la acción debe ser decisiva, rápida y bien coordinada a nivel mundial para cosechar los beneficios y abordar las vulnerabilidades.
